jueves, marzo 29, 2007

Mirando árboles

El sueño de una noche de viaje y las hormonas atolondradas forman una peculiar combinación, un brebaje que debe ser de un color a la vez denso y transparente. Esa extraña combinación se aremolina en mi vientre, me agita el pecho, me cierra los ojos y sale por mis dedos que presionan teclas como única necesidad de ver llenarse un espacio blanco.
El sueño siempre ha sido o mi mejor aliado o mi peor enemigo.
De la ventana veo las paltas maduras que me sonríen, los picos agudos de tierra y viento, algunos pálidos otros rojos, no están más.
Fue difícil buscar un árbol favorito en La Paz, pero creo que aun es muy pronto para decir.

lunes, marzo 26, 2007

Una oveja en la ciudad

Llegué de madrugada, la ciudad aun adomercida no parece tan feroz temprano de mañana. "Me quedo en la calle 12" digo para no parecer foranea y pago con 5 pesos por que no se en realidad cuanto es el pasaje.
La avenida que en mi mente era un río bravo de autos y gente late apenas con esta luz gris de madrugada.

De Sopocachi a Irpachi , de Calacoto a Achumani, todos los barrios de esta ciudad son una exploción en mi boca.

Miro esta ciudad con el asombro de la gente del campo, me veo en sus vidrios azulados, en sus precios astronómicos, en sus caras de frio y de sol, no puedo conmigo, mis pasos me llevan a una librería perdida en un rincón, no tengo plata, pero siempre necesito respirar libros, ese espacio de silencio y quietud no logro encotnrarlo en otro lugar.

Luego en el internet de una calle desconocida, me pierdo, escribo, ponen una música horrible y sé que es tiempo de irme.

Pd. Creo que en la Paz tambien podría encontrar un árbol favorito

viernes, marzo 16, 2007

Son Nuevos


miércoles, marzo 14, 2007

De las cosas que me hacen feliz.

Tengo unos zapatos nuevos que quiero ponerme todos los días, son claros con toques rojos. Cuando los uso siento que el mundo se concentra en mis pies y que una luz sale de ellos, nadie me mira mas a los ojos, sino a mis relucientes zapatos, espejo de lo que soy.

Ojalá pudiera yo comprarme un poco de ti en una tienda, para llevarte por estas calles planas, justo en la esquina Oquendo Venezuela y así escuches a la Profesora Nadia que regala música a todo el barrio justo a las cinco cuando el sol se pone amarillo.

Quisiera mostrarte las fuentes nuevas de las plazuelas, mi árbol favorito en la calle jordan, la casa del árbol de los niños que viven en la calle, y mis zapatos.

Aun tenemos tanto por ver.

jueves, marzo 01, 2007

Delirio

Primero un sonido impreciso, como una radio mal sintonizada de fondo, como un televisor sin señal, un teléfono descolgado.
Luego una orquesta afinando en fa, luego bit, ritmico, bit, lento, bit.
Tus sonidos o tus ecos, lejanos pero certeros, me hacen componer una melodía imposible de escuchar, solo imaginable.

Un juego vil y morboso me hace caminar al límite, como si fuese yo diminuta y me paseara por el filo horizontal del cuchillo, mis pies descalzo, un dolor, un imposible oscuramente deseado que quiero mantener solo para mi y mis adentros.

La ceguera nos permite imaginarnos lo que queremos
abrir los ojos es morir, es matarnos.

Conozco la voraz naturaleza de mi ser y la pólvora de la que mis profundidades están hechas, pero cada vez menos sé de los extraños lugares, como este, en los que a lo lejos, casi como un producto del insomnio, apareces como una chispa.