miércoles, junio 27, 2007

Una noche de martes

No puedo pedir que apaguen el televisor, pero tampoco puedo dejar de leer, tengo mucho trabajo pendiente y confío en mi capacidad de concentración a pesar de la pesada voz de Fermín relatando la Copa América. Hubiera firmado el pedido de retirarlo como locutor para este evento, pero no sé si esto me hubiera ayudado a concentrarme.

Leo el ABC de los derechos humanos, los procedimientos que siguen los estados parte para firmar. Una a una las páginas frías de un documento informativo se van traduciendo en mi, no puedo dejar de pensar mas allá de las palabras. Cada párrafo es una interpretación que me hace pensar en el mundo, en el país. De fondo Venezuela mete el primer gol.

Los diversos documentos desde 1945 han ido especificando los derechos de las poblaciones mas vulnerables, pues si bien el documento inicial incluye a todo ser humano parece no haber sido suficiente para motivar acciones que alcancen a las personas mas afectadas por la naturaleza misma de sus pares. Gol de Bolivia.

Del documento inicial se desprenden otros dos que durante la guerra fría fueron cada cual considerado como bandera de Estados Unidos y la Unión Soviétiva respectivamente, uno declara la libertad y los derechos individuales y el otro defiende la igualdad de los derechos y oportunidades para todos. El canal puso debajo la pantalla dos pequeñas barras que hacen de medidores que marcan el porcentaje de llamadas que apuestan por Bolivia, marca 85% y justo al lado otra barrita que marca las llamadas que apoyan a Venezuela va en 15%. Gol de Venzuela.

A pesar de los múltiples esfuerzos de los estados partes y de todas las organizaciones que se han adherido a la Declaración de los derechos humanos estas solo quedan en buenas intensiones si no existe la voluntad de hacer efectivos los deseos de la humanidad. Igual que en el partido, pienso para mis adentros.

La declaración de los derechos humanos es igual al fútbol de la selección nacional, solo un cúmulo de buenas intensiones.

viernes, junio 22, 2007

"..Y un buen día surge de la tierra blanda, pesado de humedad, henchido de savia rencorosa, como un corazón tirado al suelo. En su actitud de esfinge hay una secreta proposición de canje, y la fealdad del sapo aparece ante nosotros con una abrumadora cualidad de espejo".

Arreola

miércoles, junio 13, 2007

El 8 de junio fue el cumpleaños de Jesus Torres

Estuve en Sucre el 8 de junio, mi madre me pidió que limpie un poco todos mis cachivaches del pasado. En el ropero gigante del cuarto con muebles antiguos que mi papá colecciona, está el ropero inmenso de los recuerdos. Empecé a sacar fotos, tarjetas, papeles inservibles que guardé y ahora no recuerdo porque, algunas ropas viejas que me juré nunca tirar, de repente en el fondo vi una caja de zapatos, de esa sí que no me acordaba, pero vos te acordarás pues dentro estaban tus zapatos viejos y un par de camisas, me dio gusto verlas ahí, me acordé de vos, del salar, de monterrey, abrí la caja cuidadosamente y tendí las camisas sobre la cama, como si por un magnífico acto de teletransportación podrías aparecer dentro una de esas camisas y tus pies perfectamente calzados en tu par de tenis viejos.
Saque muchas cosas de ese ropero, recuerdos buenos y malos, es tan bueno volver al pasado, estoy de acuerdo en que debo esforzarme por no olvidar, tal vez el recuerdo sea lo único que realmente tenga. Ahora que no nos escribimos tanto, ahora que yo no voy ni vos vienes, me da mucha nostalgia de ti y de esos tiempos de viajes.
Me gustó ver tus cosas en ese ropero justo el día de tu cumpleaños, no te olvides que aun hay muchas cosas en el salar que nos faltan ver y ese es un viaje pendiente que tenemos.

Con ganas de abrasarte

Sofia

PD: Tus camisas y zapatos siguen en el ropero.

lunes, junio 11, 2007

De regreso

Tengo los pies hinchados del viaje de 12 horas. Se me caen los párpados de sueño, pero comí muchos chocolates, festejé los 93 años de mi abuela, escuché los planes de jubilación de mi madre y cuando mi padre preguntó Quién es? le dije: la vieja Inés.
Me senté al sol a comer mandarinas y maní con tablitas de azúcar. El sábado por la noche repasamos la lista del curso, desde Aguirre hasta Suárez. Comprobé que efectivamente el cielo de Sucre es más azul, y me compré cochecitos de chocolate y sentí nostalgia del pasado.
Algo de mi está aun ahí flotando en la ciudad, en mi casa, en las calles, en la plaza. Ya me es difícil ver caras conocidas, ya son otros los dueños de la ciudad, pero no podría decir que la desconozco, más bien que ella con su silenciosa blancura me habla bajito y me endulza la amargura que me provoca saber que un tiempo felíz se ha ido.

lunes, junio 04, 2007

Hijos del frío

Es verdad que extrañas cosas ocurren temprano en la mañana. Con el invierno se retrasa el sol dando mas cabida a la oscuridad, estoy segura que ese movimiento del sol no puede quedar simplemente en un movimiento estelar, cosas extrañas ocurren en las horas en las que es día pero aun no sale el sol. Podría jurar que es en esos breves momentos en los que el micro H transforma su osamenta metálica por la de un mamífero gigante, que bufa por el escape lanzando su exhalación de diesel. El conductor no lo sabe pero no es más que un órgano en la biología del micro quizá su corazón, latiendo al ritmo de las paradas, cobrando, dando cambio, otra vez parada, sólo algún frenazo ocasional o la interferencia de otro conductor delante inmutan su rítmica función.
A las 8:25 de la mañana el micro H se convierte en un mamífero gigante que surca la ciudad con gran velocidad, es una hembra acostumbrada a parir, en cada parada sus hijos ocasionales salen de ella despedidos por la presión que ellos mismo generan, se expulsan uno a uno, lanzados al frío de la mañana. Su mala madre los deja, casi los lanza, pero ella sabe que los verá a todos mañana.