Vino a abrasarse de mi en la oscuridad,
Entre sueño contesté con un gemido,
Me abrazó como los días que hace frío, pero es verano
Y el calor de su cuerpo terminó de sofocarme.
No dije nada, solo me imaginé sus inmensos ojos
Enmarcados en la luz naranja que viene de la calle
Y callé, por que para abrazar no hay mejor cosa que el silencio
Pero el calor fue mayor,
Más con su aliento que incendia mi cuello
Y el peso de su pierna en la mía
Como una tonelada de culpa de la que no me puedo redimir
Llovió y logre dormir
Al despertar la huella de su cuerpo en la sábana desmayada,
Ahí ante mis ojos
Como única marca de su paso
De su sofocante abrazo
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