sábado, febrero 17, 2007

Confesión I

La música de banda me hace dar ganas de llorar, es una sensación extraña que comienza apenas con una emoción, justo cuando mi ritmo cardiaco se acopla al del bombo y juntos retumban en un solo son, es extraño como ese movimiento se hace sentir y el sentir se convierte, a mi pesar, en un algo inexplicable que solo puedo expresar en unas ridículas lágrimas que intento reprimir a toda costa por la ridiculez e imposible explicación de su existencia.

Hay algo en la música de bandas que termina explotándome en el pecho, me erizo entera, siento una gota helada de emoción que nace en mi nuca me surca la columna y me obliga a arquearme ante una descarga de algo desconocido.

Pienso en ti y si alguna vez habrás visto estas calles blancas de balcones, he hecho tantas veces este recorrido de valles que mi kilometraje entre Sucre y Cochabamba a de ser equivalente al de una vuelta al mundo, al menos al mío.

Espero pronto hacer un viaje de montañas y emocionarme con la banda de nuestras ausencias por fin encontradas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

acida