lunes, febrero 18, 2008

Transgresiones alimenticias

No debí comer el segundo plato de lasaña, ya en la noche mientras me sentaba en mi habitual silla no. 39 flota Cosmos, me di cuenta de que no fue buena idea porque ahora con la pesadez estomacal no dormiría bien. Por suerte no me tocó un señor roncador a lado, como los úlitmos fines de semana, pero igual no pude dormir y tuve algunas extrañas pesadillas, me acordé de un capítulo de snoopy en el que le pasa lo mismo, comió mucho antes de dormir y tuvo pesadillas varias.

El taxi me cobró demás pero que iba hacer yo a las 5:30 en plena terminal si siempre que llego me acuerdo de mi primo y de los atracos que me contó que le pasaron justo ahí en el mismo lugar donde estaciona la flota. Saco mis últimos pesos y con el dolor de mi alma se los pago al taxista que encima es muy buena gente y me desea que me vaya bien todo el día, ni como reñirle o decirle algo. La ciudad parece inofensiva así medio desnuda de gente temprano en la mañana.

Intento no hacer ruido pero la puerta me delata, por suerte nadie despierta, se ve que hay alguien más en esta casa, me hace frío y pienso en dormir aunque sea una media hora, pero no puedo por que hay tantas cosas encima mi cama que sería imposible entrar sin causar un terremoto.

Mi prima arregló la ducha y por fin sale un chorro poderoso de agua caliente, salgo y me doy cuenta que se me terminó el desodorante además no tengo medias limpias, bueno, ya se me ocurrirá algo. Mi prima pone agua, justo cuando encuentro las últimas medias limpias suena el pito de la caldera, pongo el agua en el termo y solo tomo un té porque aun siento que tengo la lasaña a punto de salirme por las orejas.

No hace tanto frío fuera como en esta oficina y yo que no aprendo y sigo mirando ilusa al cielo todas las mañanas para ver qué tan abrigada debo ir, nunca logro abrigarme los suficiente, una vez más me muero de frío y pongo la estufa casi sentada junto a mi, a ver si no me congelo, riego las plantas de la oficina. Abro el mail y mi amiga solo tiene advertencias para mi, como un aviso de salida de emergencia de boliche que esta en pleno subterráneo con esas puertitas diminutas que seguro dan a un muro de concreto.

Leo algunos blogs, me río un poco y de pronto el temor cotidiano de estar absolutamente fuera de lugar haciendo lo que no debería, como esos sueños en los que estoy sin zapatos, cumplo algunas tareas que me da mi jefa, tengo los pies helados, hay alguna ventana abierta que no logro cerrar, otra vez miedo y la pregunta que ya pensé respondida ¿qué hago yo aquí?.

Mis tripas se retuercen, me recuerdan que no debí comer el segundo plato de lasaña y que ¿qué hago aquí?. Entro al blog e intento iventar algo que me desvíe de estas cavilaciones adolescentes que ultimamente me estan trayendo ideas suicidas. Y es que en verdad no tengo valor para afrontar las situación 2008 "no tengo trabajo ni escribo" o "deseo escribir pero no puedo" por eso prefieron desviar mi mente de estas cosas sin sentido por que de cobrar el verdadero que tienen, me llevarán a caminar los pocos pasos que hay entre mi casa y el puente de las américas y ahí yo y el abismo tendremos una disputa y una solución inmedita, aunque es muy probable que un tercero llamado cobardía se aproxime encarnado en uno de esos pobres polícias, cuyo trabajo compadesco, y me tire de las mechas para que no ensucie el pavimetno de la avenida del poeta. Aun que en realidad creo que eso es lo que yo quisiera que pase.

Pensando en eso me doy cuenta que ya terminaron las alasitas asi que si no compré lo que tenía que comprar será hasta el otro año, me faltaron muchos libros, un título de lic. en Literatura y un piano, aunque me hubiese contentado con el piano, pero ahora me contento con un libro.

Logré marear un poco a la angustia, solo me quedan las tripas que son las que me marean, con una buena sal de frutas todo será cosa del pasado, es decir ojalá todo fuera cosa del pasado con una sal de frutas.

2 comentarios:

utópico dijo...

sabes, escribes muy bien, asi que no desfallezcas antes la brutalidad de lo cotidiano, y en cuanto este se vuelva hastio, sacate tu piel y volvete otra, siempre es bueno cambiar todo, absolutamente todo, de vez en cuando.
me gusta mucho visitarte. no tengas miedo!
te mando un abrazote electronico... hasta el mismo chuquiago, desde mi rincon del planeta... despues de todo...
suerte con tu licenciatura en literatura!! y segui escribiendo!!

saludos!

Vania B. dijo...

A veces yo también me pregunto lo mismo en el trabajo: ¿qué hago aquí?. Mi oficina es un congeladero. Por lo menos me hiciste recuerdo de que tengo una estufa. La voy a poner junto, muy junto a mi asiento, hasta que me caliente entera o hasta que sienta ese olor a plástico caliente (del asiento).

Muy lindo leerte, como siempre.