martes, mayo 23, 2006

Pasaje Mejía primera casa

En esa casa solucionamos el mundo en una conversación de dos horas.
En esa casa me guardé del frío y de esta ciudad que me era entonces tan desconocida.
En esa casa mordimos la nariz de un perro llamado chocolate.
En esa casa comimos majares propios y extraños.
En esa casa se unieron nuestros mundos abismalmente distintos.
En esa casa creció un limonero de cuento, que de cargadas de limones las ramas se le quebraban.
En esa casa sanamos las heridas con queso mizque madurado y café con leche.
En esa casa las plantas y los animales participaban de las conversaciones.
En esa casa la Ximena le extraño al Jose Luis por meses.
En esa casa se vendió el piano antes de que se vayan a España, ella el Jose, luego la mamá de ella y ahora Rocio, nuestra ultima esperanza de conservar la casa.
En esa casa se abrieron las puertas del garaje para vender de ella lo ultimo que tenia.
En esa casa mi herman y la Rocío se quebraron de llanto ante la idea de cerrar la puerta.
En esa casa me brillaron los ojos.

Salud con café, por este triste mundo en que la gente tiene, antes que quiere, irse.

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