jueves, febrero 12, 2009

La soledad se llena a veces de palabras, crecen como hongos, brotan en todos los vacíos, pero se evaporan tan rápido que es preciso rellenarlos otra vez. Cuatro paredes sin ecos se llenan de visitas pasajeras, de relatos, de risas que finalmente callan, las callan a todas. Su espumosa y densa verdad termina por aplastarnos.
Pero volvemos otra vez a ellas, volvemos para tejerlas y cubrirno de esos silencios.

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