lunes, octubre 15, 2007

Mi verdadero nombre

Era algo que no podía explicarme, la vida suele perder sentido tan rápido, el boleto en la mano, la gente moviéndose, las voces gritando las salidas, los bultos, los empujones, yo deseando que por un segundo todo se calme, que se paralice todo y que alguien venga a darme un abrazo y me recuerde por que hago esto que tanto me duele. Y le veo los ojos pequeños y llorosos. No es posible que las cosas tengan un solo sentido, ahí sumergida en el mar de gente, perdida entre los bultos, necesito una fuerza, un brazo que me arrastre una razón que me llame. No hay anestesia posible para disminuir las punzadas de la verdad, aunque el asiento recline, aunque logre dormir, yo siempre me despierto pensando si voy de regreso o si estoy llegando.

1 comentarios:

Fernando Ducrot dijo...

El abismo de estas guitarras, Sofía, de estas palabras robadas, de actitudes que se van haciendo costumbres, del soltar de las riendas... son mi anestesia, mi efecto homeopático por esa ausencia.