miércoles, julio 09, 2008

Es verdad

Sí es verdad, yo soy una niña jailona.
Nunca lavé mi ropa ni cociné mi comida, es más durante unos buenos años ni tendí mi cama.

Fui a una escuela de monjas y recibí instrucción minuciosa sobre los pasos que debía seguir para ser una mujer, léase esposa-madre, perfecta.
Usé durante 12 años medias blancas y zapatos negros bien lustrados, aprendí a tocar el piano y a bailar ballet.

En la secundaria leímos Metamorfosis, a muchas nos dio asco saber que un tipo despertaba un día convertido en una cucaracha, muchas no terminaron la lectura, todo lo relacionado a bichos era asqueroso, no era asuntos de señoritas. Yo sentí pena, me inundó la tristeza de un hombre convertido en bicho, yo misma empecé a sentir una incomodidad, los horrorosos cambios físicos no fueron tan benévolos conmigo, pero aun cuando pasaron permanecí con esa extraña sensación de ser la ficha perdida de un rompecabezas.

Estimo que ese fue el inicio de la soledad patológica que me acompaña. Como fui educada con las reglas mas estrictas de la sociedad burguesa nunca pude exteriorizar del todo mis impresiones del mundo, siempre sonrío tengo el comentario perfecto, la alusión graciosa que disipa la seriedad y da calidez a las conversaciones. Soy por eso una persona encerrada en mí misma, en la extraña forma en que he sido hecha, no logro sintonía con nadie, conozco las artes de las apariencias las formas sutiles, crueles y elaboradas de los que ocultan, yo misma soy de esa casta, me parecen todos absurdos, patéticos, con intentos tristes de vivir.

A veces encuentro gente que me deslumbra y la cordialidad bien aprendida me ayuda a acercarme, pero desde el primer contacto sé que no podré desnudarme, será imposible darme, mostrarme. Y añoro, tontamente, lo que no tengo su real compañía el verdadero acercamiento a su existencia.

A pesar de mis temores respecto a fotos de planetas, creo que en cierta alineación de los astros las circunstancias me favorecen, el día, el lugar, la hora, la conversación, finalmente se condensan y un extraño ser se va descamando ante mi, se deja ver y siento una emoción colegial, algo así debe ser la felicidad sentir a alguien de verdad, sentirle con la visión momentánea de su humanidad. Entonces le amo, profundamente, al menos eso creo que debe ser el amor por que hasta yo misma no existo en esos momentos, y tal vez es eso la felicidad, dejarse ir, olvidarse de uno... morirse un poco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es por fregar, pero: Con razon eres tan Bambi.

Yoly dijo...

Como siempre tienes el poder de transmitir muchísimo cuando escribes. Me gusto amiga, me gusto mucho. Un Abrazo a la distancia.

Lilyth dijo...

Es verdad... me puedo levantar desde el otro lado de las letras y repetir tus palabras, "Me llamo Lilyth y soy una niña jailona", pero los detalles de mi nacimiento y educación primaria, donde no pude decidir no han eclipsado a la mujer que decidí ser. Aunque muchas veces he sentido que soy el círculo que intenta entrar en el hueco con forma de cuadrado... pero soy eso, una mezcla de todas las vivencias con las que me encontré, ni una mas ni una menes.

Este post me gustó muchísimo....