martes, enero 29, 2008

...berta

Compré dos tarjetas de teléfono, era lo menos que podía hacer, eran ya las 10 y sentada frente a la ventana le llamé. Mientras escuchaba timbrar, las luces supendidas de la ciudad se desdibujaban a través de la delgada tela de la cortina, contestó al tercer timbrazo. -Finalmente podemos hablar- me dijo. Después de disculparme muchas veces le pregunté cuando se iba, me dijo que en un par de días, eso significaba que ya no podría verla, la sospecha que me había tenido pendiente toda la mañana estaba confirmada, podría hecharle la culpa a la lluvía, a los chocolates, a las pocas ganas que tenía de contactarme con el mundo durante el fin de semana, el caso es que no le llamé estando en la misma ciudad, sabiendo que pronto se iría y que no la vería más en un año -Disculpame- le dije por enésima vez- ojala pudiera darte un excusa real una que sea creible, tampoco me olvidé, simplemente otras cosas estan en mi cabeza estos días.-
Al final sin decirlo, en la forma tan suya en la que me contó su vida, sus úlitmos acontecimientos, sus miedos sus dudas, su espectativa respecto a la travesía que le esperaba, supe que me había perdonado.

Me di cuenta que a diferencia de otras épocas puedo ahuyentar mejor la culpa, ya el domingo por la noche un malestar, como un gusano tequilero aún vivo dentro de mí no me dejó dormir en la flota de regreso, pero fue en la mañana del lunes cuando me dí real cuenta de lo que era, no le había llamado y ella se iría, tal vez para siempre, el peso de esas palabras rebotando en mi cabeza era en verdad demasiado. Si algo oscuro me ha dejado la religión es la culpa, se me ensombreció de apoco el día, le llamé varias veces pero no me respondía, con lo que confirmé que se había enojado, casi podía verla, frunciendo la boca en esa forma tan suya, levantando los hombros mientras decía - yo le dije que nos vieramos el fin de semana, si no me llama que puedo hacer?- con esa mezcla de indifernecia y rabia que tenía ante lo inevitable.

Por supuesto que años antes, en la escuela, jamás habría respondido así y es que ella debe ser de las personas que da gusto ver en el transcurrir del tiempo. Y pensar que no teníamos nada en común en aquellos años de guardapolvo blanco- doce años de nuetras vida metidas en ese piche unifome- solía decirme luego de tomarse un trago del mojito, pero lo del mojito sucedió cinco años despupés cuando la vida ya le había dado tantas palizas que terminó ella rebelándose y dándole una buena a la vida.

Ahora ella se subirá a un avión el viernes, con una maleta enorme, sus ojos pequeños y un montón de gente llorando su ausencia.-Te escribo cuando esté allá- me dijo y con esas palabras recién caí en cuenta de que no podré verla en 365 días, que ya no podre decirle "en el Casa Blanca a las 8:00", que no podré adivinar sus aventuras solo de verle la cara cuando sentada me espera en la emsa del fondo junto al piano. Y siento que el gusano ha muerto dentro y que su fetidez es fuerte y me invade, me nubla los ojos- no seas ridícula nos escribiremos- me dice, pero yo ya sé demasiado de despedidas, eso no se lo dije, pero quise regalarle una maleta minúscula, un gallo negro precioso, billetes pequeños, un sapo y muchas otras cosas, a ver si así al menos el ekeko, al menos las fuerzas superiores a mi pueden cuidarla, darle la fuerza que necesitará en esa tierras frías de gente blanca.

-te llamaré el jueves- le dije, como si nunca se iría, como una despedida convencional de todos los días. Colgué pensando que no era posible que su ausencia me doliera tan pronto. En verdad me hará falta.

2 comentarios:

utópico dijo...

no sabes... justo yo, tengo algo muy parecido....
me senti algo identificado con el relato, supongo que los viajes que me llevan por todos lados.
me ha gustado mucho tu relato, y me gusta mucho tu blog... estaba justo buscando algo asi... mas literario... la verdad estoy hastiadisimo de lo mismo...
y me siento tan comodo en tu blog, voy a estarme dando muchas vueltas... y ademas veo que has estado aqui desde hace tiempaso.... yo recien empeze con esto de los blogs hace casi un año.... y bueno. ahi esta el mio, ya lo viste...
que bueno que te guste la musica, a mi tambien me ayuda a pasar las tardes en mi oficina...
bueno, saludos!!

Lilyth dijo...

No importa de que lado de la nostalgia estés... cuando te vas extrañas la ciudad que dejaste, su gente, sus cosas, tu modo de ser... ahí... donde saben exactamente como sos. Cuando te quedas y despides a alguien, sientes el vacío que te dejan... Pero quedan los puentes de la memoria, los teléfonos, los mails, las señales de humo y las mariposas mensajeras... siempre queda una manera de poder decir, estoy con vos.