viernes, enero 18, 2008

Los regalos

Fue al final del viaje,
cuando ya se habían pasado los días de estar lejos
que una sensación terrible se expandió por mi pecho
como el mentisan que se pone a los enfermos,
tu ausencia se apodero de mi con ese olor profundo de expectorante,
no supe reconocer qué era,
pero tu nombre se hizo despacio
y tu presencia tomo cuerpo en esa angustia que sin duda era tu ausencia,
los dias sin verte,
oculta entre mis deseos de comerme el mundo,
entre mis aires de conquistarlo,
crecio despacio el olor profundo tuyo,
el que esta ahora mismo detrás de tu oreja,
esperando con ansias que yo lo huela.

Te he escrito tantas cosas que no has leido,
he tejido tantas veces con las hebras de tu recuerdo
que esta llena mi maleta de regalos que sé que no te entran,
pero esta vez son demasiados y con el cierre reventado,
aquí desperdigada entre los viajeros,
entre los que estamos en ninguna parte,
pienso en ti y en todo lo que traigo para darte.

Aun tengo la certeza del sincero brillo de tus ojos
cuando una a una las veas,
prendas tejidas de palabras que jamas usarás,
pero yo sé que solo el saber que yo las hice
te hará besar por fin mis quebrados labios.

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